Casi todas las cosas retienen la luz, queremos compartirla a través del lenguaje de la fotografía.
Las obras de la colección fueron donadas por sus autores o familiares directos apoyando esta idea. Estamos agradecidos por su voluntad y su gesto. Sentimos que es importante que haya una muestra permanente de fotografía argentina en el norte del país, en el interior, allí, donde nos hemos inspirado todos.
La idea de hacer un museo didáctico, interactivo, con una biblioteca, nace de la observación de la realidad, de ir cientos de veces al locutorio de Tilcara y ver a los niños pasando el día entre las computadoras, jugando en red, jugando solos por horas, algunos con inquietudes más artísticas, mirando fotos.
Un museo de fotografía, en el medio de la montaña, entre los pueblos originarios, hace unos años hubiese sido insensato. Hoy en día tal vez lo siga siendo, sin embargo algo cambió, ahora todos tenemos una cámara de fotos en la mano y la ilusión intacta.
Buscamos inspiración en la sencillez de la tierra, en el respeto al silencio y en la celebración de los pueblos cuando bailan. Proponemos un espacio de piedra, adobe y caña para recibir a quien se acerque.
Una puerta que se abre de par en par entre los cerros.